martes, 3 de febrero de 2009

El último suspiro


Frágil…
Así te veo. Así te siento.
Recostado sin vida en mi regazo.
Resisto unos instantes, mas no puedo contener mis lágrimas otro segundo.

Te acaricio con suavidad y cuidado.
Y ahí sentada con hipnosis contemplo la escena.

Te hablo, me confieso y anhelo que me percibas,
pero ya no queda nada.

Me niego a aceptarlo.
Aún te escucho, y tú me ves.
Entonces ¿Qué nos separa?

Esto no tiene sentido
¿Acaso no estoy dormida?

Cuando al fin comprendo
que el llanto no retornará tus latidos,
resignada, me doy ánimo y continuo.
Debo proseguir con lo que falta.

Un último esfuerzo por ti
y la amilanada paz para mi.

5 comentarios:

.Menguante. dijo...

Oh... sentí algo tan parecido a lo que relataste.

Mirar unos ojos que no responden, querer que tus lágrima hagan que el corazón vuelva a latir... que den vida.

Estos días he aprendido que hay que dar la tranquilidad para que aquellos q están prontos a dejarnos lo hagan en paz. Sentir que se hizo lo posible, que lo disfrutaste enormemente... que lo amaste.

La pena está. Se va de a poco. Pero al recordar sus ultimos minutos... uf es dificil mantener la tranquilidad y q las lagrimas no broten.

Este lunes presencié la muerte ante mis ojos, de alguien muy querido. Me cuesta no llorar. Veo a sus familiares tan tranquilos q ayuda a mi propia tranquilidad.

Cuidate mucho. Un abrazo grande.
Y ni te imaginas como me llegó lo que escribiste.

N!cky dijo...

que lindo tu escrito. ami tb me llegó mucho...

un abrazooo
hace mucho no noc vemosssssssssssss u.u


=)

Tamara dijo...

Sentí mucho lo que acabo de leer, pero más que por otra persona, para mi misma, como si me estuviese observando, desanimada y no queriendo hablar y a la ves, queriendo dejar todo atrás para seguir adelante a pesar de todo.
Ojalá pudiese explicarme mejor.

Saludos Carla!

N!cky dijo...

carlita, solo decirte que tengo un regalo en mi blog, para personitas como tú, ojalá te guste..

( y feliz primer mes ^^ )

Yobber Gut Vas dijo...

Porque aceptar es también amar. El camino no es infinito, pero podemos vivirlo con todas las fuerzas que tengamos para si algún día retornamos al frío... aún quede su calor.