jueves, 22 de enero de 2009

Mi niño, mi vida y mi luz


Lo eres todo para mi y a la vez no debo ser nada para ti.
No creo todo el daño que causo en tu frágil espíritu de ángel.
Ver tus ojitos al despertar me hace recordar que este vacío no es del todo desierto.
Tus deliciosas risas amortiguan mis caídas y me entregan el ánimo para alzar el vuelo.

Tanta inocencia no es creíble. Me espanta que puedas abrumarte con semejante maldad. Cada día es para ti un instante para descubrir, y para mi el sombrío momento para mostrarte que tu mundo de fantasía solo existe dentro de ti , que no debes jamás irte de ese lugar. No permitas que nadie te haga marchitar, ni siquiera yo con mi continuo malestar. Mil veces he de disculparme contigo para que mis palabras tomen sentido, pero debo gritarlas otras mil más para poder sentir un pequeño alivio.

A mi vida has traído muchas alegrías, y las tristezas no las causaste tú. No se cómo puedo ser tan injusta contigo. A pesar de todo siempre estas para mí con tu carita de pregunta, esperando a que yo te diga algo, lo que sea, si de cualquier manera, lo que yo te diga te sorprende e intriga.

Espero que cuando crezcas puedas comprenderme, yo te quiero más de lo que me quiero a mi misma, y me aterra que llegue el día en que
no estemos juntos.

Con mucho cariño y amor
tu tía
hermana
y madre.

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